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sábado, 31 de agosto de 2013

Los pies de tu cama


Hola, ¿cómo estás? ¿Sosegado y tranquilo?, pues… prepárate, porque hoy no es una de esas noches en las que crees que irán como las demás.
Posiblemente te dispongas a ir a la cama a sumergirte en tu propio mundo; meditar, relajarte… Hasta allí todo bien, pero ¿qué ocurriría si en lugar de sumergirte en tu propio mundo, te sumergieses en otros?
Quizás ya estés tumbado en tu cama, con la intención de escuchar la radio, como sueles hacer habitualmente. Posiblemente hayas tropezado con ese programa sobre misterio que tanto te cautiva; sin embargo, te muestras escéptico cuando te introducen en el mundo de los espíritus. ¿De verdad crees que todo es producto de nuestra imaginación? ¿Te atreverías a comprobar si eres tan escéptico como tú piensas?
Mira a tu alrededor. Supongo que te encuentras completamente a oscuras. ¡Ni se te ocurra encender la luz!, y si ya la tenías encendida… apágala. Vamos a comprobar hasta qué punto le eres fiel a tus creencias. Hagamos un trato. Si eres capaz de no sentir miedo durante todo el relato, podrás ser libre y seguir sin creer en fantasmas, pero, de lo contrario, si en algún momento sientes que se te eriza el vello, tu pulso se acelera y un escalofrío invade tu cuerpo hasta el punto de quedarte totalmente inmóvil, amigo, entonces estarás condenado a creer en fantasmas para toda la vida. Te perseguirán allá donde vayas y no volverás a pensar como antes. ¿Te apetece que juguemos?
Con la luz apagada, relájate y déjate llevar por mi voz, esta voz que atrapa tu mente. Estás tranquilo, relajado, sumergido en unos profundos pensamientos. La temperatura es agradable, ni frío, ni calor. Todo parece transcurrir con normalidad, ¡o eso crees!…
Mira hacia los pies de tu cama. Allí no hay nadie, pero… ¿no has sentido alguna vez la sensación de que alguien o algo te está observando fijamente con la intención de violentar tu tranquilidad? ¿Verdad que tienes el presentimiento de que algo está a punto de ocurrirte… y no precisamente agradable?
No apartes la vista de allí. Observa durante unos momentos esa parte de tu cama. Quizás comiences viendo sus pequeñas manos, que se van apoyando a tus pies, unas manos blancas, muy pálidas y huesudas que se agarran a la cama con la intención de incorporarse. Luego distingues lo que parece ser una cabellera negra… ¿Qué será?, o mejor dicho, ¿quién será?… Imagínate sus ojos completamente blancos que te examinan fijando su mirada amenazante en la tuya, consiguiendo que empieces a sentir verdadero pánico. ¡Sí!, ¡está sucediendo, no es tu imaginación! ni se trata de un sueño. La angustia y el terror se están apoderando de tu mente y no eres capaz de dominar la situación. Te preguntas qué está ocurriendo. No logras entender qué puede ser aquello; tu inquietud te lleva a volver a observar lo inexplicable.
Espera… ¿Dónde está? ¡Ya no lo tienes a los pies de tu cama!; aunque… sigues notando su presencia, ¿verdad?. Te has dado cuenta de que no estás solo. Pero ¿a dónde ha ido? Ni siquiera te atreves a mirar a tu alrededor. Sientes pánico. Quizás llegados a este punto del relato ya hayas perdido el juego. Pero sigamos jugando un poco más. Notas unas vibraciones en el colchón, como si algo se estuviese moviendo debajo de tu cama. Un ruido que proviene de allí abajo te alerta y sabes que hay algo escondido. Tienes la sensación de que de un momento a otro aquello saldrá de y se aparecerá ante ti.
Sin llegar a girar completamente tus ojos, sientes que alguien se encuentra a tu lado y te observa detenidamente, incluso puedes oír su respiración agitada; sin embargo no consigues verlo con total claridad.
Sientes que su presencia está muy cerca, el pánico vuelve a apoderarse de ti. Quiere tocarte la cara pero… ¡no vayas a cubrírtela! Deja que haga lo que quiera. Si no lo haces, tu desenlace puede ser aún peor.
Te sigue observando con rostro de desagrado. ¡No le gustas!, y se encuentra muy enfadado. Sientes que su mano está a punto de rozar tu cara. ¿Notas su frialdad? ¿Qué sientes? ¿Llegas a percibir el tacto de su mano? Lo tienes a tan sólo unos centímetros de ti, por lo visto, quiere llevarte con él y aunque no lo creas, estás a punto de formar parte de su intrigante y escalofriante mundo…
¡Tranquilo! Todo ha terminado. Tomémonos un descanso. Ya puedes encender la luz, si es que te atreves.
Posiblemente ahora estés pensando que a pesar de haberte dejado llevar por la sugestión, y haber pasado miedo, sigues sin creer en fantasmas. Los fantasmas sólo están en tu mente. Pero… yo ahora quiero mi parte del trato. Eso fue lo que acordamos. Has sentido miedo y ahora te perseguirán allá donde vayas. Estás condenado a creer en fantasmas. ¿O sigues sin creer en ellos? Entonces, ¿a quién pertenece esta voz, que durante todo el relato, ha dominado tu mente?

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jueves, 1 de agosto de 2013

La trampa del mal




La trampa del mal (Devil) (2010) español, subtitulada...
Basada en una historia de M. Night Shyamalan, donde un grupo de personas se quedan atrapadas en un ascensor. Una de ellas es el mismísimo Satanás.

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La mansion

Cuenta la leyenda, según los lugareños, que en la mansión de la colina, que está en lo más alto del pueblo y se halla un poco separada del mismo, reina un espíritu demoníaco.
Aparentemente, tras un violento y misterioso homicidio que ocurrió en la mansión, y del que aún no se tiene dato alguno del autor, el cuerpo de la víctima habría sido abandonado en el lecho de su muerte, provocando la ira de su espíritu que exigía el entierro del cuerpo. En la mansión vivía una sola persona, la señora Timons, viuda, de unos 60-70 años de edad, una mujer ermitaña a la cual no le gustaba salir (de hecho casi nunca lo hacía), quien se supone que es la persona asesinada; digo “se supone” porque ni siquiera se ha podido comprobar el cuerpo. El día del homicidio, un misterioso llamado, el cual no se ha podido rastrear, llegó al cuartel de Policía del pueblo, explicando tenebrosamente que la señora Timons había sido asesinada. Se enviaron a dos policías a investigar la mansión, pero volvieron despavoridos al cuartel diciendo que había ruidos muy raros en la casa y era realmente aterrador entrar para ver que había ocurrido, o que seguía ocurriendo dentro de esa casa. El caso se declaró cerrado, y al no haberse visto nunca más a la señora Timons, se dio por muerta.
Tras el extraño suceso, algunos grupos de niños y adolescentes curiosos inentaron adentrarse en la famosa mansión, a ver si podían encontrar algo secreto o algo anormal; vaya si lo hicieron. De las 24 personas que entraron en total, 17 desaparecieron, se encontraron 3 cadáveres en las afueras de la casa y 4 personas salieron con vida, completamente traumatizadas y con lesiones y trastornos psicológicos gravísimos. Luego de todo esto, nadie tenía intención de acercarse siquiera a unos cien metros de la casa.
Muchas familias empezaron a abandonar el pueblo, las que tenían menos oportunidades económicas no pudieron hacerlo, y otras ni se preocuparon. La población local se redujo mucho también no solo por estas emigraciones sino por los desaparecidos y muertos mencionados anteriormente…
Llegó un día, tras casi diez años del acontecimiento, que un joven muchacho, llamado Theo, anunció que entraría a la mansión para contarle al pueblo lo que sucedió en la mansión. Tras las plegarias de la gente y armado con una escopeta, marchó hacia la parte más alta, en la colina, donde estaba la misteriosa casa. Al llegar notó que la puerta de la misma, de mucha altura y de hierro puro, estaba cerrada. Le pareció extraño, ya que había ido mucha gente al lugar en otros años y es improbable que hubieran cerrado la puerta al haber entrado al lugar. Con un poco de trabajo, forzó la traba de adentro y consiguió abrir la dura puerta. Un aire espeso, mugroso y maloliente inundó su nariz. Casi no había luz salvo la de la luna y su pequeña linterna, que se movía lentamente entre la oscura penumbre del hall central de la mansión. No había un solo sonido, ni el zumbido de una mosca. Theo, sin moverse de la entrada y utilizando su linterna, divisó una larga y vacía mesa en el comedor que estaba a su derecha, una puerta a la izquierda que probablemente llevaría al sótano, y frente a él una sinuosa y vieja escalera. Optó comenzar por esta última. Se acercó lentamente a la misma y cuando puso un pie en ella, provocó un violento chirrido que hizo revolotear a algunos murciélagos. Comenzó a subir, tomando precaución en sus pasos y observando cuidadosamente su alrededor.
Al llegar hasta el último escalón de la escalera, se encontró con un largo pasillo, un tanto húmedo y putrefacto, que tenía unas cuatro o cinco puertas. De pronto escuchó una perturbante voz que susurraba: “Theo… Theo… auxilio por favor…”. El muchacho se asustó bastante, pero pudo mantener la calma y mantenerse erguido. “¿Quién es?¿Cómo puedo ayudarte?” respondió Theo. Sin embargo, no hubo respuesta alguna. Ahora el joven miraba para todos lados, buscando algo o alguien que de una señal de vida. De repente, al final del pasillo, se empezó a acercar una silueta, aparentemente humana, que se acercaba muy lentamente. Theo preguntaba una y otra vez: “Hola… ¿Quién es usted?”, pero la figuraba no respondía y continuaba acercándose muy despacio. Ahora el muchacho había entrado en shock, y no tenía la reacción suficiente para bajar por la escalera. Una vez que el ser desconocido estuvo tan próximo a Theo como para que le mirara la cara, le dijo: “Amo que vengan visitantes a mi mansión. Pasó mucho tiempo desde el último, y ya tenía mucha hambre.”. Entonces el chico pudo reconocer a la señora Timons frente a él, con unos ojos rojos y con toda la cara ensangrentada, y con una malévola y horrible sonrisa. Cuando Theo comenzó a retroceder, por el instinto, la abominable señora se abalanzó sobre él, mordiendo su cuello y luego devorando sus sesos…  y la mansión fue testigo de otro brutal asesinato.
La gente del pueblo lloró la nueva desaparición y declaró que nunca más nadie se acercaría a la embrujada mansión. Nunca descubrieron que la señora Timons era una violenta caníbal, que había adoptado esta condición tras un quiebre emocional y psicológico con la muerte de su esposo. Fue ella la que realizó la llamada diciendo que la habían asesinado (cuando nunca murió y no hubo ningún espíritu), y así había logrado que la carne humana vaya hacia ella sin levantar sospechas.
Lo mejor para el victimario es encontrar el ideal disfraz de víctima…

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13 More Days In Hell

Escalofriante juego de terror en 3D al estilo del clásico arcade "Heretic" en el que deberás explorar unos tétricos laberintos en busca de sus secretos. Usa tus armas de fuego para aniquilar a las criaturas demoníacas y resistir 13 días en el infierno.


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